Siempre he tenido una tendencia al desánimo, lo que en algunos momentos de la vida me llevó a estados depresivos profundos.
De vez en cuando tengo que vérmelas con esos días en los que arrancar la marcha me cuesta un gran esfuerzo de voluntad y en los que las tareas más básicas y cotidianas parecen enormes y agotadoras.
Y entonces cuando me levanto con pocas ganas, en esos días en que la vida se siente como un peso, me agita el no poder maravillarme de estar viva. Si la vida puede acabarse de repente en el próximo respiro, entonces ¿porqué me permito seguir viviendo como si tuviera tiempo de sobra para deprimirme? Esto genera duras autocríticas que la mayoría de veces empeoran el desánimo.
Para mi este es un gran misterio de la naturaleza humana. Y cómo no he podido resolverlo me he resignado a aceptarlo, aprendiendo a vivir con ello y dejando de juzgarme tan duramente. Vivir con esos días en los que me cuesta más darme cuenta de que sigo viva y que ese simple hecho es ya todo un milagro.
Entonces ¿qué hacer cuando las ganas no te alcanzan?
Estos son algunos consejos sacados de mi botiquín emocional basados en mi propia experiencia:
1. Sal de la cama: Así sea para pasarte al sofá, a veces es cierto que necesitamos descansar para recuperarnos, si este es el caso hazlo, pero no te quedes en la cama rumiando pesimismo. Si no hay energía para más, ten a la mano un libro que te guste, un podcast inspirador o estírate un poco.
2. Baja el ritmo: “No por mucho madrugar amanece más temprano” decía mi abuela. Y es que obligarte a ir más rápido cuando no tienes la energía que se necesita no tiene sentido. Te hará sentirte más abatida y más frustrada aún. Simplemente necesitas ir más despacio y está bien y si lo comunicas a los demás podrán incluso acompañarte en el proceso.
2. Céntrate exclusivamente en lo prioritario: no es momento de chequear todos los puntos de tu lista de tareas. En días así céntrate en lo que es imprescindible hacer y comienza por lo más fácil. Deja lo que no es prioridad para después. Te aseguro que no se va a acabar el mundo.
3. Tómate una bebida caliente: La que más te guste! y si no te apetece apuesta por lo infalible (que tal una taza de chocolate caliente), algo reconfortante.
4. Toma un poco de sol: Siéntate en la ventana o mejor sal a dar un paseo. Si el sol no se ve no importa “detrás de las nubes el sol brilla”. No tienes que hacer nada en especial, solo ponte en contacto con la luz y ya verás.
5. Llama a un viejo amigo: Tengo en mi lista de primeros auxilios varias personas que con solo escucharlas me encienden el corazón. Aunque no hable mucho con ellas sé que estarán allí disponibles cuando las necesite. Estoy seguro que alguien también lo estará para ti y cuando estamos deprimidos nos aislamos y perdemos de vista aquellos que nos quieren. Cuéntale lo que te pasa o simplemente dile que necesitas escucharle y recordar buenos momentos juntos.
6. Escribe: A mi siempre me funciona, y aunque lo que escriba a veces es bastante deprimente, por lo menos me permite exteriorizar mis sentimientos, darles voz. A veces simplemente escribo la pregunta ¿qué es lo que pasa? y mientras voy escribiendo me doy cuenta de lo que estoy necesitando para sentirme mejor. Inténtalo y me cuentas.
Cuéntame qué tienes tú en tu botiquín y si necesitas un empujoncito extra escríbeme y te diré cómo puedo ayudarte.
Un abrazo calentito.
Madre del Agua By Maria Carolina , Terapeuta corporal del trauma certificada Terapia del duelo. Somatic Experiencing, Constelaciones Familiares, Lectura Energética del Aura.